El síndrome del Pato Rengo o Lame Duck, como Uds. tienen referencia, es una expresión común que se utiliza en la política en EE.UU. Se define así al periodo que tiene que terminar un presidente con la sucesión de mando, después de las elecciones presidenciales, donde el presidente prácticamente ya perdió el poder y se limita a cumplir su función transitoria y aplica mucho mejor cuando el presidente ya no tiene opciones para una tercera reelección, según la enmienda 22 de la Constitución americana.

En América Latina, la acepción del síndrome del Pato Rengo alude al desgaste de un gobierno y al hartazgo que puede sentir el electorado con una administración, pudiéndose dar no necesariamente al final del periodo de gobierno, sino mucho antes, dependiendo de la gestión gubernamental y los escándalos políticos que desacrediten una gestión presidencial.

En nuestro país, desde 2016 hemos visto a seis presidentes y curiosamente se ha resaltado el síndrome del Pato Rengo en el devenir de sus gobiernos, justamente cuando se percibía su debilitamiento fruto de diversos escándalos, que terminaron interrumpiendo el mandato presidencial de cinco años. Esto incluye también a los vicepresidentes que asumieron en estos procesos de transición. Habría que añadir que el problema incluye también las arremetidas de un Congreso golpista que quiso tomar el poder sin importarles las consecuencias y solo por ambiciones políticas.

Con toda esta introducción hoy puedo afirmar con absoluta convicción que el gobierno de Dina Boluarte ya está con el síndrome de Pato Rengo, después de todo el escándalo que ha sumido a su gobierno en una crisis política por los Rolex, que la han llevado en una espiral de mentiras para evadir su responsabilidad de rendirle cuentas al país y ha preferido terminar exponiendo su gobierno, al extremo de que el Ministerio Público ha tenido que recurrir a los apremios que la Ley contempla para exigirle la entrega de los dichosos relojes y las pruebas relacionadas, porque ya estaríamos hablando de un supuesto caso de enriquecimiento ilícito y hasta de corrupción del gobierno.

Ver en televisión nacional la intervención de la Fiscalía rompiendo la puerta de su domicilio tiene un mensaje político fulminante contra el gobierno de Boluarte, porque ya perdió legitimidad para gobernar -Pato Rengo-; entonces, estaríamos presenciando los descuentos y la caída del régimen que la llevó a ella y a Pedro Castillo al poder. Nuevamente caemos en las manos de unos aventureros de la política.