(Foto: Andina)
(Foto: Andina)

El Ejecutivo anuncia que aprueban un nuevo endeudamiento para por mil trecientos millones de dólares, como un nuevo salvataje financiero a una empresa quebrada —esto es todo un despropósito— a sabiendas de que la compañía estatal está en una situación de pérdida, que tiene deudas que fácilmente triplican su patrimonio.

Ningún banco privado le aprobaría a Petroperú el financiamiento que acaba de acordar el Gobierno, porque es inviable técnica y financieramente; este debería ser el principal criterio que debería considerar el Gobierno y no buscar un pretexto, como el de garantizar la provisión de combustible al país, para el despilfarro de tanto dinero.

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Saldrán a decir que es un crédito y que el Estado peruano presta la garantía para que el Banco de la Nación les desembolse, pero la ecuación es simple, este dinero que supuestamente va a cubrir como capital de trabajo a la empresa estatal, no va a poder generar utilidades y menos amortizar la deuda, porque ya tiene una carga de pasivos insostenible. En consecuencia, el Estado peruano tendrá que cubrir esta deuda, en palabras sencillas, todos los que tributamos vamos a seguir financiando a una empresa quebrada.

¿Para eso fue que el Gobierno mediante decreto anunció una reestructuración del directorio de Petroperú o solo estaban buscando una estratagema para lanzarles un nuevo salvataje financiero? Recuerden que es el tercero de este Gobierno y ya se invirtieron más de tres mil millones de dólares. Esto va a continuar y la demanda de efectivo va a ser permanente, porque la empresa ya está quebrada; si no entienden en el Gobierno esta situación, están mostrando una negligencia en la gestión financiera de Petroperú o tendrán otros intereses en juego.

Así pretendan mostrar discursos distintos entre el Ministerio de Economía y el Ministerio de Energía y Minas, al final los hechos muestran que están en la misma lógica de revivir a un muerto. La inquietud es que, si en el Gobierno quieren seguir manteniendo los privilegios y gollerías de los directivos de la estatal petrolera, es un contrasentido a lo que estuvieron pregonando y a la situación que vive el país.

¿Cuántas necesidades prioritarias se podrían atender con todo ese dinero despilfarrado? Esa es la pregunta elemental a esta irresponsabilidad. El Gobierno muestra que no tiene la capacidad de tomar decisiones drásticas, evidentemente sin perjudicar el abastecimiento de combustible en el país.